miércoles, 9 de marzo de 2011

Power




Proyecto y película
Jesús Cases Navarro
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Proyecto Blur de Diller&Scofidio + Renfro
Elizabeth Diller y Ricardo Scofidio son los arquitectos del proyecto de referencia en el que nos vamos a basar para hacernos una idea de cómo serán nuestros espacios , relaciones y nuestra vida dentro de 300 años.

      Estos dos arquitectos focalizan sus
     obras en la naturaleza del espacio,
     ya que se trata de crear espacios.
   Su práctica arquitectónica utiliza el
     diseño, rendimiento, y los medios
     electrónicos con la teoría arquitectónica
     y cultural como herramientas de
     acompañamiento para investigar
     la arquitectura como un campo de
     las relaciones sociales y nos recuerdan
  que la arquitectura está en todas partes.

  
 Diller+Scofidio, fundado en 1979, son un equipo de diseño interdisciplinario que integra arquitectura, arte contemporáneo, performance y media electrónicos. Su innovador trabajo explora el funcionamiento del espacio en nuestra cultura y la forma en que la arquitectura afecta el comportamiento social.
  Su principal interés radica en el espacio y en la cultura que los rodea. Esto hace que el trabajo que realizan tome diferentes formas, siempre pensando en términos del medio con el que les toca trabajar.  Sus obras pueden ser consideradas como innovadoras, futuristas, transgresoras y experimentales, de las cuales las mas interesantes pueden ser las siguientes:


El instituto de arte contemporáneo de boston.


Juilliard School o Alice Tully Hall – Conservatorio de Nueva York.

 
High Line. Esta situado en Nueva York y es una antigua linea elevada de ferrocarril que han transformado en un parque.
   
 En cuanto a nuestro proyecto de referencia Diller&Scofidio pensó que, al Blur, el público fuera a ver la nada, la niebla, la nube, lo indefinido. La idea se basa en el material que lo rodea, en su pulverización, y en la recuperación de la misma por el medio. Realizaron un proyecto antiarquitectónico, fuera de los principios convencionales de la teoría. A pesar de que es un edificio, no entras en su interior, siempre estás afuera. No entras a un espacio sino a un medio completamente nebuloso. 


  El blur es un edificio que te llena de sensaciones. No sabes muy bien que es, si una construcción o una nube. Es la prueba definitiva de que los arquitectos de vanguardia son capaces de hacer posible las utopías. Diller&Scofidio utilizan la  tecnología para malear la realidad y crear espacios imposibles. Se realizo para la expo 2002 en Suiza.

  Esta situado en un lago y se accede a el mediante un puente que lo conecta con tierra firme. Al entrar en la masa de niebla, las referencias visuales y acústicas se borran. Blur es un anti-espectáculo. Contrariamente a entornos inmersivos que se esfuerzan por la fidelidad visual de alta definición con virtuosismo cada vez más técnico, Blur es decididamente de baja definición: no hay nada que ver, excepto la dependencia de la propia visión. El Blur sumerge al visitante en un singular entorno sensorial, de manera etérea.


 Visualmente es borroso, audiblemente es un murmullo constante pero poco definido. Es una arquitectura de la atmósfera. El agua no es sólo el sitio y el material principal del edificio, sino que también es un placer culinario. El público puede beberse el edificio de una manera prácticamente literal, existe una interacción entre la construcción y los usuarios que la visitan que hace que se produzcan sensaciones en estos que probablemente no habían experimentado antes. El pabellón está hecho de la materia prima del lugar: el agua. Ésta se dispara mediante 13 mil aspersores de niebla, creando una gran nube artificial que mide 90 metros de ancho, por 60 de profundidad y 20 de alto.
 
Una estación meteorológica incorporada controla la emisión de niebla en respuesta a las cambiantes condiciones climáticas. Antes de entrar en la nube, cada visitante responde un cuestionario sobre su carácter y temperamento y recibe un impermeable. Este último se utiliza como protección al ambiente, pero además como un banco de información sobre la personalidad, ya que se puede establecer comunicación formal con la red mediática de la nube. Utilizando tecnologías de rastreo, se puede identificar la posición de cada visitante y su perfil de carácter puede ser comparado con el de cualquier otro. Los impermeables cambian de color, indicando así el grado de atracción o repulsión que se experimenta: rojo para la afinidad, verde para la antipatía etc.

 El impermeable incluye tecnología relacionada con la navegación, habla al visitante y lo hace interactuar en respuesta. 
Los espacios interiores no sólo están generados a partir de divisiones tradicionales, sino de elementos creados con luz artificial, proyecciones, reflejos, e incluso a partir de extractores de aire que difuminan la delimitación de la fachada. 


  Elizabeth
Diller y Ricardo Scofidio comentaban en una entrevista reciente que una de sus intenciones esenciales en la creación del Blur, era cuestionar la idea de fachada.
Disuelto en puro acontecimiento atmosférico, el edificio expone la inmaterialidad mediática, la disolución de los límites, la invisibilidad tecnológica que permite la ilusión del efecto. Sensorial, apela más al contacto cutáneo que a una definición del objeto: la estructura, la forma, la composición en planta o sus secciones, son completamente irrelevantes porque no hay manera de verlos. Todo es la esencia del tránsito, del que pasa, del que sueña. 

Usualmente el espectáculo es un punto de atracción, es un elemento puntual a lo que todos están mirando. Se creó una atmósfera, la gente se mueve en un medio y la noción de espectáculo involucra todos los sentidos. Los espectadores se van moviendo por el espacio, encontrando cosas y sin tener algo que ver. Durante el ascenso final el público camina a través de la nube hacia el cielo abierto.



SOLARIS  

Esta película de 1972, dirigida por Andrei Tarkovsky (derecha, abajo),  y basada en el libro de igual nombre del escritor polaco Stanislaw Lem, guarda grandes e interesantes relaciones con el proyecto Blur, pero en lugar de hacer un resumen de su argumento vamos a centrarnos en las partes a analizar para vincular o relacionar con nuestro futuro proyecto.
El  único escenario que podemos encontrar en  la película además del planeta Solaris, un océano en si mismo, es la estación espacial donde residen los científicos que estudian el planeta. Una ausencia total de tierra firme es lo que desde el inicio la hace completamente interesante e insólita. Por esto nos encontramos sin ningún tipo de arquitectura allí, salvo las naves espaciales de avanzada tecnología donde residen dichos científicos.

Pasillos de la estación espacial donde transcurren escenas de la película y apreciamos parte de la futurista tecnología  de la nave en sus dos versiones, la de la película original de 1972 y la de la adaptación a la cultura visual occidental de 2002 dirigida por Steven Soderbergh.



 Todo el paisaje o naturaleza que alli podemos apreciar no es mas que océano, un océano vivo e inteligente que usa campos magnéticos para crear neutrinos con la forma de nuestros propios recuerdos para que estos interactúen con nosotros y pongan a prueba nuestra razón. Los humanos tratan de investigar subyugados por el poderoso planeta y sus cualidades aunque terminen dañándolo y es así como Solaris se defiende ante ellos jugando con sus emociones , leyéndoles la mente y haciéndoles aferrarse a los sentimientos mas intensos e íntimos que son capaces de albergar, lo cual es su mayor debilidad . Esta interacción un tanto hostil entre el planeta y los científicos es lo que desencadena una serie de reacciones en ellos que alcanzan desde conducirles a la locura hasta el suicidio.
Comparación de los protagonistas de ambas adaptaciones de la novela y de los entes que el océano ha creado para confundirles y emparanoiarles hasta límites extremos. 



La fascinación por la trascendencia de los científicos hace que el planeta interactúe con ellos penetrando en sus mentes lo que es comparable a como la arquitectura produce diversas y diferentes sensaciones en cada uno de nosotros. Toda relación social allí es nula, excepto con uno mismo, su mente y el gran océano pensante , aunque los escenarios donde transcurre la historia, amplios y fríos no propician el acercamiento entre los pocos humanos que siguen vivos en la estación espacial. Es una película tendente al intimismo y al contraste entre la introspección y el apasionamiento que trata de resaltar la soledad de los protagonistas en medio del espacio.

 

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