domingo, 27 de marzo de 2011

STORYBOARD



 En mi storyboard el argumento es el mismo que el de la semana anterior, lo único que cambió fueron las imagenes con dibujos propios añadidos y la manera en que se explica. La historia se cuenta a traves de las sensaciones y emociones del protagonista representadas en el color de cada fotograma. Las imágenes de colores cálidos indican emociones fuertes e intensas tanto buenas como malas (en un principio indican la felicidad de las reuniones de amigos y del vinculo social y por el final indican desesperación, locura, agonía, derrota o suicidio), mientras que las imágenes de colores frios indican eso mismo, frialdad en las relaciones sociales o bien ante el cambio o ante un entorno inhóspito y desconocido para el protagonista.

miércoles, 9 de marzo de 2011

Power




Proyecto y película
Jesús Cases Navarro
Proyectos 0

Proyecto Blur de Diller&Scofidio + Renfro
Elizabeth Diller y Ricardo Scofidio son los arquitectos del proyecto de referencia en el que nos vamos a basar para hacernos una idea de cómo serán nuestros espacios , relaciones y nuestra vida dentro de 300 años.

      Estos dos arquitectos focalizan sus
     obras en la naturaleza del espacio,
     ya que se trata de crear espacios.
   Su práctica arquitectónica utiliza el
     diseño, rendimiento, y los medios
     electrónicos con la teoría arquitectónica
     y cultural como herramientas de
     acompañamiento para investigar
     la arquitectura como un campo de
     las relaciones sociales y nos recuerdan
  que la arquitectura está en todas partes.

  
 Diller+Scofidio, fundado en 1979, son un equipo de diseño interdisciplinario que integra arquitectura, arte contemporáneo, performance y media electrónicos. Su innovador trabajo explora el funcionamiento del espacio en nuestra cultura y la forma en que la arquitectura afecta el comportamiento social.
  Su principal interés radica en el espacio y en la cultura que los rodea. Esto hace que el trabajo que realizan tome diferentes formas, siempre pensando en términos del medio con el que les toca trabajar.  Sus obras pueden ser consideradas como innovadoras, futuristas, transgresoras y experimentales, de las cuales las mas interesantes pueden ser las siguientes:


El instituto de arte contemporáneo de boston.


Juilliard School o Alice Tully Hall – Conservatorio de Nueva York.

 
High Line. Esta situado en Nueva York y es una antigua linea elevada de ferrocarril que han transformado en un parque.
   
 En cuanto a nuestro proyecto de referencia Diller&Scofidio pensó que, al Blur, el público fuera a ver la nada, la niebla, la nube, lo indefinido. La idea se basa en el material que lo rodea, en su pulverización, y en la recuperación de la misma por el medio. Realizaron un proyecto antiarquitectónico, fuera de los principios convencionales de la teoría. A pesar de que es un edificio, no entras en su interior, siempre estás afuera. No entras a un espacio sino a un medio completamente nebuloso. 


  El blur es un edificio que te llena de sensaciones. No sabes muy bien que es, si una construcción o una nube. Es la prueba definitiva de que los arquitectos de vanguardia son capaces de hacer posible las utopías. Diller&Scofidio utilizan la  tecnología para malear la realidad y crear espacios imposibles. Se realizo para la expo 2002 en Suiza.

  Esta situado en un lago y se accede a el mediante un puente que lo conecta con tierra firme. Al entrar en la masa de niebla, las referencias visuales y acústicas se borran. Blur es un anti-espectáculo. Contrariamente a entornos inmersivos que se esfuerzan por la fidelidad visual de alta definición con virtuosismo cada vez más técnico, Blur es decididamente de baja definición: no hay nada que ver, excepto la dependencia de la propia visión. El Blur sumerge al visitante en un singular entorno sensorial, de manera etérea.


 Visualmente es borroso, audiblemente es un murmullo constante pero poco definido. Es una arquitectura de la atmósfera. El agua no es sólo el sitio y el material principal del edificio, sino que también es un placer culinario. El público puede beberse el edificio de una manera prácticamente literal, existe una interacción entre la construcción y los usuarios que la visitan que hace que se produzcan sensaciones en estos que probablemente no habían experimentado antes. El pabellón está hecho de la materia prima del lugar: el agua. Ésta se dispara mediante 13 mil aspersores de niebla, creando una gran nube artificial que mide 90 metros de ancho, por 60 de profundidad y 20 de alto.
 
Una estación meteorológica incorporada controla la emisión de niebla en respuesta a las cambiantes condiciones climáticas. Antes de entrar en la nube, cada visitante responde un cuestionario sobre su carácter y temperamento y recibe un impermeable. Este último se utiliza como protección al ambiente, pero además como un banco de información sobre la personalidad, ya que se puede establecer comunicación formal con la red mediática de la nube. Utilizando tecnologías de rastreo, se puede identificar la posición de cada visitante y su perfil de carácter puede ser comparado con el de cualquier otro. Los impermeables cambian de color, indicando así el grado de atracción o repulsión que se experimenta: rojo para la afinidad, verde para la antipatía etc.

 El impermeable incluye tecnología relacionada con la navegación, habla al visitante y lo hace interactuar en respuesta. 
Los espacios interiores no sólo están generados a partir de divisiones tradicionales, sino de elementos creados con luz artificial, proyecciones, reflejos, e incluso a partir de extractores de aire que difuminan la delimitación de la fachada. 


  Elizabeth
Diller y Ricardo Scofidio comentaban en una entrevista reciente que una de sus intenciones esenciales en la creación del Blur, era cuestionar la idea de fachada.
Disuelto en puro acontecimiento atmosférico, el edificio expone la inmaterialidad mediática, la disolución de los límites, la invisibilidad tecnológica que permite la ilusión del efecto. Sensorial, apela más al contacto cutáneo que a una definición del objeto: la estructura, la forma, la composición en planta o sus secciones, son completamente irrelevantes porque no hay manera de verlos. Todo es la esencia del tránsito, del que pasa, del que sueña. 

Usualmente el espectáculo es un punto de atracción, es un elemento puntual a lo que todos están mirando. Se creó una atmósfera, la gente se mueve en un medio y la noción de espectáculo involucra todos los sentidos. Los espectadores se van moviendo por el espacio, encontrando cosas y sin tener algo que ver. Durante el ascenso final el público camina a través de la nube hacia el cielo abierto.



SOLARIS  

Esta película de 1972, dirigida por Andrei Tarkovsky (derecha, abajo),  y basada en el libro de igual nombre del escritor polaco Stanislaw Lem, guarda grandes e interesantes relaciones con el proyecto Blur, pero en lugar de hacer un resumen de su argumento vamos a centrarnos en las partes a analizar para vincular o relacionar con nuestro futuro proyecto.
El  único escenario que podemos encontrar en  la película además del planeta Solaris, un océano en si mismo, es la estación espacial donde residen los científicos que estudian el planeta. Una ausencia total de tierra firme es lo que desde el inicio la hace completamente interesante e insólita. Por esto nos encontramos sin ningún tipo de arquitectura allí, salvo las naves espaciales de avanzada tecnología donde residen dichos científicos.

Pasillos de la estación espacial donde transcurren escenas de la película y apreciamos parte de la futurista tecnología  de la nave en sus dos versiones, la de la película original de 1972 y la de la adaptación a la cultura visual occidental de 2002 dirigida por Steven Soderbergh.



 Todo el paisaje o naturaleza que alli podemos apreciar no es mas que océano, un océano vivo e inteligente que usa campos magnéticos para crear neutrinos con la forma de nuestros propios recuerdos para que estos interactúen con nosotros y pongan a prueba nuestra razón. Los humanos tratan de investigar subyugados por el poderoso planeta y sus cualidades aunque terminen dañándolo y es así como Solaris se defiende ante ellos jugando con sus emociones , leyéndoles la mente y haciéndoles aferrarse a los sentimientos mas intensos e íntimos que son capaces de albergar, lo cual es su mayor debilidad . Esta interacción un tanto hostil entre el planeta y los científicos es lo que desencadena una serie de reacciones en ellos que alcanzan desde conducirles a la locura hasta el suicidio.
Comparación de los protagonistas de ambas adaptaciones de la novela y de los entes que el océano ha creado para confundirles y emparanoiarles hasta límites extremos. 



La fascinación por la trascendencia de los científicos hace que el planeta interactúe con ellos penetrando en sus mentes lo que es comparable a como la arquitectura produce diversas y diferentes sensaciones en cada uno de nosotros. Toda relación social allí es nula, excepto con uno mismo, su mente y el gran océano pensante , aunque los escenarios donde transcurre la historia, amplios y fríos no propician el acercamiento entre los pocos humanos que siguen vivos en la estación espacial. Es una película tendente al intimismo y al contraste entre la introspección y el apasionamiento que trata de resaltar la soledad de los protagonistas en medio del espacio.

 

A1

jueves, 3 de marzo de 2011

Hay que hablar de la superpoblación

El crecimiento descontrolado de la población podría hacer peligrar los esfuerzos por salvar el planeta.
Ese es el argumento esgrimido por los proponentes de la campaña Global Population Speakout, una convocatoria para que 100 personalidades de 19 países del mundo hablen del tema públicamente.
Desde Boulder, Colorado, Estados Unidos, el experto en temas ecológicos John Feeney escribió una columna para la BBC en la que opina que los defensores del medioambiente no deben amilanarse a la hora de plantear el control poblacional como un requisito para restablecer el equilibrio ecológico.
BBC Mundo invita a los lectores al final del artículo a escribir su opinión sobre uno de los temas más polémicos dentro del debate por un planeta sustentable.
Se trata del gran tabú del ambientalismo: el tamaño y el crecimiento de la población humana.
Esto tiene un impacto profundo sobre toda la vida en la Tierra. Sin embargo durante décadas ha estado notoriamente ausente del debate público.
La mayoría de los científicos que se dedican a estudiar la naturaleza están de acuerdo en que nuestro crecimiento demográfico y nuestro impacto descontrolado sobre el ambiente natural nos están llevando inexorablemente hacia calamidades de magnitudes impensables.
Están de acuerdo en la necesidad urgente de abordar el tema poblacional.
Sin embargo muchos ambientalistas evitan el tema, algunos objetan enérgicamente cualquier enfoque sobre cifras poblacionales.
Algunos activistas insisten en que actuar para influir sobre el crecimiento de la población infringe sobre los derechos humanos y sostienen que más vale no tocar en el tema.
Concepto confuso
Descartemos ese concepto confuso desde ya.
Sí, ha habido abusos en el pasado en nombre del "control poblacional".
Igualmente ha habido abusos en la atención médica y la educación, pero resulta absurda la idea de reaccionar ante eso con el abandono de esas causas.
Podemos aprender de los abusos del pasado y reducir la probabilidad de nuevos problemas en el futuro.
De hecho, quienes trabajan con temas poblacionales ya han dado ese paso. Hoy en día reconocen que los métodos de control para reducir el crecimiento poblacional que mejores resultados han dado por definición son respetuosos y promueven los derechos humanos.
Estos incluyen la educación de niñas y mujeres en países en desarrollo para darles mayor poder de decisión.
Más opciones
Esto se puede lograr dando más opciones, utilizando estrategias mediáticas para concientizarlas de las alternativas en torno al tamaño de la familia y la planificación familiar.
Nuestro impacto descontrolado sobre el ambiente natural nos está llevando inexorablemente hacia calamidades de magnitudes impensables.
Quienes se oponen a hablar de la población mundial obstruyen el suministro de esos servicios y recursos. Fundamentalmente hace falta plantear cuál es la mayor amenaza al bienestar humano: ¿la posibilidad de pueda haber abusos en los esfuerzos humanos por controlar el crecimiento de la población o nuestra falta de acción para impedir que cientos de millones, o inclusive miles de millones, mueran a consecuencia de un colapso ecológico mundial?
No es una posibilidad tan alejada. Los científicos que estudian el medioambiente cada vez más insisten en que hemos superado la capacidad de la Tierra de mantenernos.
Creo que tienen razón, hay pruebas por todos lados. Nuestra incapacidad de seguir con nuestro actual estilo de vida y con todos los que vivimos ahora sin causar una degradación ambiental absoluta es la verdadera definición de una superación de la capacidad de mantenernos.
Sabemos que al superarse esa capacidad viene el descenso poblacional. Como hemos aprendido de otras especies, esto se manifiesta inicialmente con un desplome.
Cataclismo potencial
Para la humanidad esto avisora un cataclismo potencial que superaría cualquier antecedente histórico.
Nuestras posibilidades de evitar semejante destino dependen de nuestra capacidad de controlar nuestros números antes de que la naturaleza lo haga por nosotros.

Las soluciones no emanan del silencio. Hace falta que volvamos a centrar la discusión pública en la población
Hace falta que volvamos a centrar la discusión pública en la población. A fin de cuentas, los niveles de consumo per capita se multiplican con el tamaño poblacional para determinar nuestro consumo global de recursos.
Basta mirar los datos del grupo Red Mundial de Huella Humana (Global Footprint Network en inglés). Ellos estiman que seguiremos sobregirados en el uso de recursos a no ser que resolvamos el tema poblacional.
Las soluciones no emanan del silencio. Hace falta que volvamos a centrar la discusión pública en la población.
Romper tabú
Hace falta romper con ese tabú para alentar no solamente unas pocas voces, sino a todos aquellos con conocimientos relevantes para que hablen en voz alta y con frecuencia.
Muchos ahora reconocen la urgencia que se requiere para detener la degradación causada por los humanos en el medioambiente natural de la Tierra.
No existe otra salida. Simplemente reducir el consumo per cápita no resolverá el problema.
Recientemente me puse a pensar en qué pasaría si todos los científicos y todos los demás que se consideren estudiosos del tema poblacional hablaran de una sola vez.
¿Ayudaría eso a romper el tabú que ahora encadena la discusión del tema y podría acercarlo más al escenario principal?
¿Acapararía suficiente atención para este tema para generar soluciones nuevas o más amplias?
¿Podría esto permitir un exámen más profundo de nuestra problemática ecológica?
La campaña Global Population Speakout ha reunido a más de 100 voces de 19 países, todos comprometidos a hablar públicamente del tema poblacional a lo largo del mes de febrero de 2009.
Muchos ahora reconocen la urgencia que se requiere para detener la degradación causada por los humanos en el medioambiente natural de la Tierra.
¿Podemos romper un tabú que durante años ha bloqueado el camino hacia esa meta?

viernes, 25 de febrero de 2011

Andrei Tarkovsky

 El director de la adaptación de la novela Solaris de  Stanisław Lem es el polaco Andrei Tarkovsky  sin embargo el cinematógrafo Steven Soderbergh hizo una especie de adaptación, no del libro a mi entender, sino de la película de Tarkovsky dirigida al público occidental en 2002 centrándose en la historia de amor que se esconde en el trasfondo de la película pero que sin embargo no me parece el tema más relevante de la misma ni el más fundamental por lo que tras aclarar que este me parece un gran director y que tiene grandes películas como Traffic, Erin Brokovich o la saga Ocean´s eleven, twelve , thirteen entre otras y por las que ha recibido diversos premios, entre ellos un Oscar al mejor director y que la banda sonora de solaris 2002 es mucho mas subyugante que la de la película de 1972, aunque evidentemente no la ha compuesto él mismo, voy a pasar a centrarme en el director de la película original.

 No tan conocido actualmente como Steven Soderbergh, Andrei  Tarkovsky fue uno de los directores más influyentes del cine soviético y uno de los más grandes de la historia del cine. Algunas de sus secuencias son épicas  de tan solo apreciar la genialidad con la que están dirigidas, sin embargo él siempre fue muy exigente consigo mismo y consideraba a Solaris como su película menos lograda a pesar de ser aclamada por la crítica y pasar a formar parte de una de las mejores películas del género de ciencia ficción de todos los tiempos.
Andréi Tarkovski es uno de los máximos representantes del cine ruso, cuyas películas son intensamente íntimas, ocasionalmente controvertidas, pero siempre hermosas en cada fotograma.
Él se mostraba interesado en el hombre y su búsqueda de respuestas de la vida misma, la decadencia de la verdadera espiritualidad en la sociedad moderna y la incapacidad de la humanidad para responder adecuadamente a las demandas de la tecnología, que domina cada vez más todo el espectro de la vida humana.
No se centro demasiado en el género de ciencia ficción, apenas rodó Stalker unos años después de Solaris, el resto de su filmografía a pesar de ser corta contiene otros grandes e interesantes films como Andrei Rublev, Nostalghia, Mirror, Ivan’s childhood o The Sacrifice. Fue galardonado en diversas ocasiones por los críticos del certamen de cine de Cannes. Murió de cáncer pulmonar a la edad de 54 años y fue enterrado en un cementerio para inmigrantes rusos en Francia.